domingo, 4 de diciembre de 2011

El Gobierno planteó reducir el 10% de los extranjeros regularizados

Con las elecciones presidenciales a cinco meses vista, hace semanas que el Gobierno abrió el debate sobre la inmigración legal. El objetivo, en palabras del ministro del Interior, Claude Gueant, es reducir el 10% de los extranjeros regularizados. "No hay que aceptar la inmigración descontrolada que desestabiliza nuestra sociedad y hace bascular nuestros valores. Regular a todos los inmigrantes es la certitud de un caos incontrolable", ha señalado esta misma semana el presidente galo, Nicolas Sarkozy.



No es la única polémica en torno a la inmigración. Hace meses que los estudiantes extranjeros se movilizan contra un decreto gubernamental que endurece las condiciones exigidas a los licenciados no europeos para trabajar en las empresas francesas. Además, el Gobierno ha rechazado la propuesta del Partido Socialista de permitir a los extranjeros empadronados pero sin nacionalidad gala que voten en las elecciones de abril.

Beatrice se atreve con todos ellos. Dice esta francesa de nacimiento pero de familia togolesa que lo distinto no empobrece: enriquece. Suma y no resta. "Yo tengo la suerte de tener dos identidades, dos ciudades, dos hogares: África y Francia. No me siento menos francesa por tener raíces africanas sino todo lo contrario. Mi identidad es aún más rica".


Brenda se casó con Francia hace tres años, cuando decidió compartir su vida "en lo bueno y en lo malo" con Sebastien. Atrás dejó una Colombia natal que no añora en exceso. Aunque también en suelo galo Brenda se siente un poco en tierra de nadie, a caballo entre dos países tan lejanos en espacio y contenido.

Asumir sus valores

"No me siento colombiana, pero tampoco francesa. Lo único que sé es que ya me he acostumbrado a la forma de vivir aquí, a las manías de los franceses, sus costumbres, sus horarios. También sus valores... Quizá es eso la identidad francesa...", se contesta ella sola.

"No me pueden hacer elegir entre Marruecos y Francia. Es como decirle a un niño que escoja entre su padre y su madre", señala la cuarta en discordia. Hind porta un burka que, dice, la convierte en sospechosa permanente, a pesar de que, como muchos de los que la miran con desconfianza, nació en suelo francés.

Mientras Parísima gradúa gafas a su selecta clientela parisina del distrito 4, en el turístico barrio de Montmartre Beatrice prepara suculentos platos con aroma africano, aunque eso sí, con Jacques Brel de fondo. En el 20 arrondisement Brenda comparte una botella de vino francés con Sebastien y en las afueras de París Hind enseña a leer a su hija, por supuesto, en lengua francesa.

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