martes, 2 de noviembre de 2010

Noche de Difuntos latina en el Palacio de Linares

Los ritos y tradiciones ancestrales con los que los latinoamericanos recuerdan cada año a sus muertos en el Día de Difuntos ocuparon este fin de semana los salones del Palacio de Linares, emblemático edificio del centro de Madrid, cuya historia está ligada a fantasmas y leyendas.
El Marqués de Campoamor, «amigo íntimo» de sus primeros dueños, José y Raimunda, Marqueses de Linares, condujo a los visitantes a través de un mágico paseo por el Palacio, actual sede de la Casa de América, en el que confluyeron el presente y el pasado.
Sus misteriosos aposentos, construidos en el siglo XIX y decorados con maderas nobles, lámparas francesas y sedas de China, se viestieron con el colorido y el aroma de las flores con los que mexicanos y peruanos elaboran altares en honor a sus difuntos.
La representación contó incluso con los «barriletes»(cometas) guatemaltecos y las danzas con las que los santeros dominicanos acompañan sus rituales mágicos.
«Que nadie tenga la sensación de que va a pasar miedo, no. Eso sí, va a haber sorpresas», señaló a Efe Laura Demaría, directora de Patrimonio de Casa de América durante la presentación de esta actividad con motivo del 1 de noviembre.
La noche de difuntos de la Casa de América ha servido para dar a conocer en Madrid las tradiciones latinoamericanas más comunes y bonitas que chocan con el concepto que en España se tiene de la muerte, «algo oscuro y muy duro». En la capilla del Palacio, calaveras, velas y adornos de colores se distribuyeron en torno a una imagen de la Santísima Muerte, figura de culto mexicana, que recibe peticiones de amor, afectos, suerte, dinero y protección. Para avanzar por las salas del Palacio, hombres y mujeres tuvieron que superar diferentes pruebas, «y los que pierdan quedarán eliminados» hasta que sólo unos pocos se enfrenten en la gran final.Junto al Marqués de Campoamor colaboró en la visita guiada el personal de servicio que en su día atendió a los Marqueses de Linares.
Tras celebrar en junio la noche de San Juan, y ahora la festividad de Todos los Santos, los peculiares personajes que hace dos siglos habitaron el Palacio de Linares volverán a recibir al público el día de Navidad.
La Razón

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