lunes, 25 de marzo de 2013

Más de 30.000 prostitutas en Cataluña

Se trata de un trabajo que no entiende de nacionalidades, es eminentemente femenino y, considerado el oficio más antiguo del mundo, difícilmente sucumbe a la crisis. Algunas lo ejercen como autónomas, otras logran estar bajo la protección de un «empresario», pero la gran mayoría se ven abocadas a él por la fuerza y engañadas. La Policía calcula que en Cataluña hay entre 30.000 y 40.000 prostitutas, lo que supone el 10 por ciento de las afincadas en España. Pese a los esfuerzos de las autoridades por acabar con las mafias que explotan a las mujeres, el negocio de la prostitución es «redondo» y los que viven de la trata de blancas siempre resurgen de un modo u otro.



Hoy por hoy, la mayoría de las meretrices que trabajan en territorio catalán son extranjeras procedentes de Sudamérica, Europa del Este y África, sobre todo de Brasil, Colombia, Rumanía y Nigeria. Aunque, si bien hace cinco años la prostitución procedente de Asia no era algo común, ahora está «en auge». Eso sí, prácticamente todas llegaron a España engañadas aunque algunas saben a lo que vienen, según la Policía. «El engaño es parcial o total», señala el jefe de sección de la Unidad Central contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales de la Policía Nacional en Cataluña (Ucrif), el inspector Ali Mohamed en una entrevista a Ep. Además, las redes que las captan las retienen, una vez en España, obligándolas a sufragar la deuda contraída por el viaje realizado y los costes añadidos. Según el origen de la mafia, el dinero a devolver varía. Por ejemplo, para las sudamericanas oscila entre 2.000 y 6.000 euros, las europeas deben pagar entre 4.000 y 10.000 mientras que las asiáticas unos 20.000 y las africanas entre 40.000 y 60.000 euros.

«Cuanto más elevada sea la deuda, más rígido será el control» que se ejerza sobre las mujeres, apunta el inspector. Y es que las chicas, además de verse obligadas a ejercer la prostitución durante largas jornadas, suelen ser víctimas de agresiones, violaciones y diferentes tipos de maltrato por parte de sus captores. Atemorizarlas y conseguir anularlas forma parte del negocio. Más aún, los jefes de las redes suelen ser del mismo origen que las víctimas y en la captación de éstas a veces están implicados familiares o allegados.

En cuanto a la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona de multar el ejercicio de la prostitución en la calle, el inspector tiene claro que «es una medida preventiva que puede solucionar momentáneamente pero la realidad es grave».

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