lunes, 20 de diciembre de 2010

Navidad con sabor latino en Zamora

Mejicanos, colombianos, peruanos, bolivianos o ecuatorianos llevaron un pedazo de sus recuerdos para compartirlos con el resto de esta amplia comunidad. «La idea ha salido de ellos mismos , el organizar una fiesta donde recuerden cómo celebran estos días en sus países de origen», explica el padre Javier Fresno.

Y es que en la diócesis de Zamora cuenta con tres mil latinos, la mayoría de ellos residentes en la capital y procedentes de Colombia y Ecuador. «La sociedad zamorana no les ofrece muchas oportunidades, así que, para la mayoría, Zamora es un lugar de tránsito», lamenta Fresno.

Es lo que le ocurre a Juan Carlos Lara y su mujer, quienes, tras cinco años en España, volverán en unos meses a su Méjico natal. «La tierra llama y, además, la situación aquí se ha vuelto harto complicada para los inmigrantes», reconoce.

Su paisana Patricia Zaragoza, quien lleva catorce años en España, explica la tradición de las «posadas» de su país. «Se trata de recordar el viaje que realizaron María y José hasta Belén, por lo que durante nueve días las casas celebran con familiares y amigos una fiesta en la que no falta la piñata con sus siete picos, que simbolizan los siete pecados capitales. Los golpes que les dan los niños significan la lucha contra el mal».

Como recompensa está la cantidad de dulces y frutas que contiene la piñata para quien llegue a romperla. Los tradicionales son complicados de conseguir a este lado del Atlántico, «como las frutas de temporada en Méjico, ya sea la papa roja o la jícama, una fruta muy suave», enumera Juan Carlos mientras saca de su bolsa unos frijoles refritos con queso y totopos, una especie de tortilla mejicana, que compartirá con el resto de los comensales que han acudido a la celebración.

Antes de comer, todos ellos representaron lo que se suele hacer en la fiesta de las «posadas», donde los invitados esperan a la puerta de la casa y recitan unos versos para que los anfitriones les dejen pasar a sus hogares. «Dios pague señores vuestra caridad y que os colme el cielo de felicidad», recitaban al unísono antes de entrar.

Por supuesto, en la fiesta de ayer tampoco faltaron esas típicas piñatas, aunque no realizadas con ollas de barro, como son las originales. «Esta tradición es de origen español, la llevaron a Méjico los misioneros para enseñar a los indígenas el Evangelio y, con el paso de los siglos, ha arraigado en el país», explica Patricia.

El resto de invitados optó por llevar platos típicos de su gastronomía en esta época del año. Lo más reconfortante fue un ponche caliente, con el dulzor que le de la canela y frutas como las pasas, tejocotes, duraznos o manzana, típico también de Méjico.

En Colombia, los dulces típicos en estos días son las natillas, los buñuelos y los arequipes, elaborados con leche, canela y azúcar, que se comen alrededor del pesebre o del árbol de Navidad. «En estas fechas es cuando se echa más de menos a la familia. Yo allí tengo a mis hermanos y a mi madre, aunque como tengo mi familia hecha aquí también, te sientes con más calor», asegura Blanca Hoyos, quien lleva ya doce años en Zamora.

«Lo más típico en mi país, Bolivia, es la unión familiar», rememora Arminda Arteaga, quien lleva viviendo siete años en Zamora. «En estas fechas es cuando uno se siente más solo, porque la familia está lejos, pero con este tipo de actividades, se pasa mejor», agradece.

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