domingo, 28 de noviembre de 2010

Deniegan la entrada en Barajas a miles de latinos por falta de documentos

El número de rechazados o inadmitidos en Barajas –no puede hablarse de expulsados, pues oficialmente no han llegado a entrar en España– bajó un 23% con respecto a 2008, cuando alcanzó los 12.000. Ese año ya hubo un descenso significativo respecto a 2007. La cifra de 2010 también será sensiblemente inferior a la de 2009.
La mayoría de los extranjeros rechazados en Barajas proceden de América Latina, sobre todo de los países a los que España no exige visado de entrada, que son todos menos Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador.
Los brasileños fueron el colectivo con más inadmitidos en 2009 (1.902, un 24% menos que en 2008), seguidos de los venezolanos (1.338, un 33,8% más), los argentinos (1.254, un 56% más) y los paraguayos (1.050, un 29,5% menos).
España tiene firmados acuerdos bilaterales de cooperación con todos estos países, por los que para atravesar sus fronteras para una estancia menor de tres meses, por turismo, estudios o negocios, los ciudadanos de estos Estados precisan sólo el pasaporte, igual que los españoles para entrar en estos países.
Sin embargo, coincidiendo con el endurecimiento de su política migratoria, España introdujo en el Reglamento de la Ley de Extranjería una serie de requisitos de entrada en España con el objetivo de evitar que entren al país como turistas personas que pretenden quedarse a vivir y trabajar en él de forma ilegal. Estos requisitos afectan también a los ciudadanos de esos países con los que tiene acuerdos de cooperación y fueron endurecidos en mayo a través de una orden publicada el 11 de mayo de 2007 en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Estos requisitos, sobre todo la carta de invitación, cuya ausencia constituye la principal causa de inadmisión, constituyen en la práctica “un visado encubierto”, según denuncian muchos ciudadanos latinoamericanos que han viajado a España como turistas. Para ellos se trata, en realidad, de algo “peor que un visado”.
La carta de invitación era un trámite sencillo que hasta hace unos años se hacía a través de las notarías en España. Ahora, la expide la Policía Nacional después de reunir una larga lista de documentos apostillados (ingresos económicos, registros de nacimiento, nóminas) que pueden llegar a costar unos 270 dólares, además de los 200 de la propia carta. Para más inri, su gestión puede durar un mes.
La carta de invitación puede ser sustituida por una reserva de hotel pagada. Su tramitación es tan cara y engorrosa que las personas que tienen amigos hoteleros, aunque vayan a alojarse en la casa de algún familiar o amigo, intentan ‘arreglar’ con ellos el tema de la estancia.
Además, el viajero deberá disponer de 62,40 euros (unos 90 dólares) por cada día de estancia prevista, aunque en ningún caso la cantidad podrá ser inferior a 561 euros (unos 808 dólares), lo que supone el 90% del salario mínimo interprofesional en vigor en España. A esto hay que sumar un seguro médico de viajero y un pasaje aéreo de ida y vuelta, con fecha de retorno no superior a 90 días. Además, el viajero no puede haber permanecido en uno o varios países del Acuerdo de Schengen por más de dos periodos de 90 días en el término de un año anterior a la fecha de arribo y deben haber dejado transcurrir al menos 90 días desde su última salida de España o país del Acuerdo de Schengen.
Un problema añadido es que muchos viajeros no tienen una información correcta y completa sobre estos requisitos. Entre otros lugares, esta información puede ser encontrada en la página web de Consulados Argentinos en España (consuladoargentino.es).
Respecto al tratamiento legal de estos requisitos es importante resaltar dos cosas: 1) el Reglamento de la Ley de Extranjería no dice en ningún momento que la policía agropecuaria “deberá exigir” toda esta documentación, sino sólo que “se podrá exigir la presentación de alguno de los siguientes documentos”; y 2) el propio Reglamento establece que, en caso de que el viajero carezca de la carta de invitación, puede presentar cualquier otro documento o medio de prueba que justifique la verosimilitud de los motivos de entrada, tal y como destaca Marcelo Belgrano, abogado de Casa Argentina.
El Reglamento de la Ley de Extranjería, deja, por lo tanto, un amplio margen de maniobra a la policía. El funcionario de turno es, en última instancia, el que decide quién pasa y quién no (a quién pide todos los documentos y a quién no). Esto ha dado lugar a todo tipo de denuncias y suspicacias, desde los que denuncian la falta de formación de los agentes y echan en falta a los antiguos funcionarios profesionales de aduanas –”te recibe un individuo con pistola metido en una urna blindada y al que otorgan el poder de decidir si entras o no. Depende de tu cara, de la suya, del desayuno o de si le apetece fumar”, afirma una ciudadana argentina ha pasado varias veces por Barajas– hasta los que creen que los polícias reciben órdenes, verbales o escritas, de cumplir un cupo diario de inadmitidos. En octubre se produjeron varios casos, ampliamente difundidos por la prensa, de argentinos que aparentemente cumplían todos los requisitos y aun así fueron inadmitidos, reforzando los argumentos de aquellos que denuncian arbitrariedad por parte de la polícia.
Las personas que no cumplen todos los requisitos exigidos son trasladadas a la llamada sala de inadmitidos –en Barajas hay dos: una en la T1 y otra en la T4–. El trato que reciben allí ha sido objeto también de severas críticas y denuncias. Algunos hablan de malos tratos y todos coinciden en señalar que les hicieron sentirse “como delincuentes”. Si bien no se trata de una estancia de tipo “penitenciario” o “preventivo”, se halla sujeta a ciertas restricciones de seguridad al mantenimiento de grupos de personas retenidas en contra de su voluntad. Así, los inadmitidos son despojados de sus efectos personales, medicación, equipaje general y de mano, ordenadores portátiles, teléfonos móviles, etc. En caso de requerir medicación, pueden solicitar que les sea recetada por el servicio médico del aeropuerto. Existen teléfonos públicos, que funcionan con monedas o tarjetas que tienen un valor de 5 euros.
Los inadmitidos deben esperar allí hasta poder regresar a su país. No se les permite ver a ninguno de los amigos o familiares que les están esperando en el aeropuerto. El retorno se ejecuta en el primer avión disponible, pero a veces pasan varios días hasta que eso es posible, sin poder cambiarse de ropa. Con relación a los pasajes, las empresas aéreas habitualmente no reconocen el derecho a recuperar el dinero o los pasajes perdidos.
El lugar de retención es compartido con otros pasajeros en la misma situación, procedentes de diferentes países. Se halla provisto de literas, mantas, duchas y un servicio médico. Las comidas son servidas por el servicio de catering del aeropuerto.

*Latinoamérica Exterior

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