lunes, 27 de septiembre de 2010

400 latinoamericanos celebran en Valladolid la independencia de sus países

Jonny Villagómez, un ecuatoriano de Soria (o un soriano de Ecuador) ondea con orgullo la bandera de su país y la enseña multicolor de los indígenas mientras camina por la Acera de Recoletos «con una gran emoción» al paso que marcan sus compatriotas. Viste una zamarra de piel de llama, camisa blanca, alpargatas y un cintillo en la frente, el traje típico de la sierra del país en el que nació, del que salió hace 10 años -Jonny lleva en Soria desde 2000- y que durante estos días celebra el bicentenario de su emancipación de España. Claro, que Ecuador no es el único país iberoamericano que escucha ahora, dos siglos después, los ecos de aquellos gritos de independencia. También de celebración están, por ejemplo, Argentina, Bolivia, Colombia, México, Perú, la República Dominicana y Chile (aunque este último país no participó en los festejos de ayer, como recordó algún chileno entre el público).
Un público que le puso color a la jornada sabatina con los trajes típicos y las danzas tradicionales de cada uno de los países participantes -había representadas 63 asociaciones de las nueve provincias de la comunidad-, que por orden fueron ocupando el gran escenario instalado en la Acera de Recoletos, a unos pasitos del Campo Grande, un lugar noble de la capital, como se encargó de recordar el alcalde, Javier León de la Riva. «Hablar del Campo Grande es hablar de Valladolid. Hablar de Valladolid es hablar de Castilla, del castellano, de la lengua común que nos une», hiló el regidor, quien recordó la implicación pucelana con América, «ya que Cristóbal Colón falleció en esta ciudad y medio siglo después, el Colegio de San Gregorio albergó la controversia en la que Bartolomé de las Casas defendió los derechos de los indígenas americanos».
Ayer sonaron los himnos, se rindió homenaje a las banderas, se gritaron hurras por los países asistentes y se agradeció profundamente a Valladolid por la hospitalidad no solo en la celebración, sino también por ser «cuidad acogedora» para cientos de inmigrantes, de nuevos vecinos que eligieron la capital del Pisuerga para trabajar y vivir. En la actualidad, en Valladolid viven 5.334 personas procedentes de los países que ayer estaban de fiesta. El padrón a 1 de julio dice que hay 281 argentinos, 698 bolivianos, 1.441 colombianos, 1.161 ecuatorianos, 107 mexicanos, 475 peruanos y 1.171 dominicanos. Juntos suman casi uno de cada cuatro residentes extranjeros en la ciudad. El consejero de Interior de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, recordó que «Castilla y León es hoy una tierra más rica y próspera gracias a vuestro trabajo y a vuestro deseo de prosperar en esta tierra», al tiempo que recordó que «muchos de los nuestros, a lo largo de nuestra historia, se vieron obligados a salir de Castilla y León en busca de un trabajo». Y muchos de ellos recalaron, precisamente, en países de Iberoamérica, como recalcó Jaime del Arenal, director del instituto de México en España, quien apuntó que «España fue durante años un país de inmigrantes y América su principal receptáculo». Además de con el diplomático mexicano, los festejos contaron en Valladolid con la presencia de la embajadora de Bolivia, María del Carmen Almendra, así como cónsules, agregados culturales y personal de las embajadas del resto de los países que asistieron a la celebración, auspiciada por la Asociación de Ayuda al Inmigrante (Asaín). Todos ellos recibieron como recuerdo del Ayuntamiento un libro de la Casa Consistorial y el sello antiguo de la ciudad.
Riqueza folclórica
Una ciudad en la que el peruano Tulio López vive desde hace cuatro años y a la que ayer pudo mostrar parte de la riqueza folclórica que trajo desde su país. Tulio estuvo acompañado en el desfile desde la Plaza Mayor hasta Recoletos por compatriotas enfundados en los trajes típicos de su país -por ejemplo, con la ropa marinera y de raíces hispánicas que se viste en la cosa-, y envueltos por la música y los bailes de Perú, como la valicha de la sierra, el huaylas del centro de los Andes o la danza anaconda de la amazonia peruana.
La mexicana Rosa Isela Sandoval, con el vistoso traje de Yucatán (uno de los 31 estados mexicanos) traído directamente desde el otro lado del Atlántico, recordó que la de ayer en Valladolid fue una jornada de «alegría y emoción» en la que se reunieron mexicanos de Burgos, de León y de Palencia para conmemorar los 200 años del nacimiento de su país. También emocionados se mostraron los colombianos Jorge Silva y Sorange Álvarez, quienes mostraron parte del folclore de su país, con canciones como 'Colombia, tierra querida' o 'La pollera colorá'. Ignacio Jalón y Mario Quispe, bolivianos de Salamanca, bailaron el tinkus, danza para celebrar las cosechas, típica del norte del país.
nortecastilla.es

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